El esguince de tobillo es una situación médica frecuente en los servicios de urgencia. Ya sea practicando algún deporte, u/o caminando en la calle, en cualquier momento nos podemos “torcer” un tobillo.
Lo importante es saber como poder discriminar entre un potencial esguince, o una fractura de tobillo.
Tradicionalmente, una radiografía es indispensable para saber con relativa seguridad. El problema es que en zonas aisladas, la disponibilidad de radiografías es limitada.
El protocolo de OTTAWA se realizó para reducir el uso de radiografías, apoyado en la clínica del paciente. Tiene 3 componentes medulares, dentro de los cuales se encuentra la palpación de ciertas zonas del pie y que se traducen en la necesidad de tomar radiografía. Lo interesante es que además toma en cuenta la capacidad de desplazarnos en ese momento.
El protocolo habla de lo siguiente:
Si la persona puede dar 4 pasos con el apoyo completo del peso del cuerpo, no estaría indicada la radiografía. Menor capacidad de dar pasos es indicación de la toma de imágenes.
Lamentablemente, no es una herramienta perfecta, pero si puede ayudar sobre todo en localidades sin disponibilidad de toma de imágenes.
Referencias de validación del protocolo de OTTAWA:
Bachmann Lucas M, Kolb Esther, Koller Michael T, Steurer Johann, Riet Gerben ter. Accuracy of Ottawa ankle rules to exclude fractures of the ankle and mid-foot: systematic review BMJ 2003; 326:417
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